Parecía que xa rematara a entrega de audiocontos, pero.... NON!!!
Aquí temos un novo recén chegado na voz de IVÁN SANMARTÍN, de 6º B.
Grazas Iván por facer que disfrutemos novamente e pola túa escolla dun conto tan ilustrativo...
Música de acompañamento de Jesse Gallagher "Divine life society" (audiolibraría de Youtube)
EL LEÑADOR HONRADO
En una humilde casita del bosque vivía un leñador con su esposa y sus pequeños hijos.
Cada mañana, en cuanto amanecía, el leñador salía de casa, cargado con su vieja hacha, a cortar leña y volvía ya entrada la noche.
Un día mientras andaba cortando leña cerca del río se le escurrió el hacha y se hundió en el aguas.
¡Pobre leñador!
-¿Qué voy a hacer ahora? – se lamentaba llorando amargamente-.
¿Qué van a comer mis hijos?
De repente apareció entre las aguas una ninfa, que con voz muy dulce le preguntó: Ler máis »
-¿Qué te sucede, buen hombre? ¿Por qué lloras?
-¡Pobre de mí! Se me cayó el hacha al fondo del río. Sin ella no podré trabajar. ¿Cómo se alimentará ahora mi familia?
¡Que desgraciado soy!
La ninfa bajó al fondo del río y volvió a salir mostrando al leñador una enorme hacha de oro y le preguntó:
-¿Es esta tu hacha, pobre leñador?
-No. Esa no es –contestó él con toda sinceridad.
Nuevamente, la ninfa se perdió entre las aguas y a los pocos instantes apareció con otra hacha, esta vez de plata.
Y volvió a preguntar:
-¿Es esta tu hacha?
-No, tampoco es esa –dijo él.
Otra vez la ninfa volvió a sumergirse en el río y saco una vieja y gastada hacha gastada de acero.
-¡Esa es mi hacha! ¡Qué feliz me siento! ¡Gracias! ¡Gracias! –gritó el leñador, saltando de alegría.
La ninfa, al ver la sinceridad y honradez de aquel pobre hombre, le dijo:
-Has dicho la verdad, aunque pasas necesidades. Por esta razón te voy a regalar estas 2 hachas, de oro y plata, que te ayudarán a vivir mejor.
-¡Gracias, ninfa! Nunca podré agradecerte lo suficiente todo lo que has hecho por mí y por mi familia.
El leñador metió las 3 hachas en su viejo saco y regreso a su casa cantando de felicidad. Por el camino se encontró a un vecino y le conto lo que le había sucedido. Este hombre, que era un vago y avaricioso, fue a su casa, cogió un hacha vieja y la tiró al río. Y comenzó a llorar.
Enseguida salió la ninfa y le preguntó qué le sucedía, a lo que el hombre contestó:
-Se me ha caído el hacha al fondo del rio y ya no puedo trabajar. ¡Qué desgraciado soy! ¿Qué va a ser de mí?
La ninfa se sumergió en las aguas y salió con un hacha de oro y le preguntó:
-¿Es esta tu hacha?
-Sí, esa es la mía –contesto el avaro.
-Te equivocas –aseguró la ninfa-. Ésta es la mía.
La tuya está ahí en el fondo.
Si quieres recuperarla, zambúllete, a ver si lo consigues tú solo.
Y desapareció entre las aguas.
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